viernes, 5 de julio de 2013

NON NOBIS, DOMINE

BAFOMET: EL ROSTRO DE LA SÍNDONE



“…El Bafomet al que adoramos es una cabeza humana sin plata u oro, pálida y descolorida con barba como la de los Templarios…”, “…Bafomet es una cabeza barbuda que posee dos pies por delante y dos pies por detrás…”. Tales confesiones eran proferidas por algunos de los caballeros de la Orden del Temple tras su prendimiento el viernes 13 de octubre de 1307 y después de ser acusados de idolatría.



          Fue el historiador Ian Wilson en 1979, en su libro “El Sudario de Turín (The Turín Shroud)”, el primero en formular esta teoría de que el ídolo al que adoraban los Templarios no era, en realidad, sino la Sábana Santa que hoy se expone en Turín. Una razón más, en esta ocasión histórica, para acallar la polémica al respecto de su autenticidad o, al menos, cuestionar la fiabilidad de los resultados de la, tan gastada, prueba del Carbono 14 a la que fue sometida. Ahora esta hipótesis de Wilson se ve revalorizada a la luz de las últimas investigaciones realizadas por otra historiadora, Barbara Frale recientemente publicados en España en su obra: “Los Templarios y la Sábana Santa (I Templari e la Sindone di Cristo)”. Una vez más, la polémica está servida.



         “Non nobis, Domine” quiere ser y es, desde su concepción, un relato de viajes, realizados a los enclaves Templarios para estudiar, in situ, enigmas históricos relativos a la Orden del Temple; aquí nos serviremos de lo visto en varios de esos viajes, a diferencia de otras entregas, donde hemos ido e iremos a lugares más concretos. Tras nuestro viaje a Turín el pasado año, en primer lugar, y la reciente aparición del mencionado libro de la Dra. Frale, pensamos que la ocasión bien lo merece.

EL BAFOMET

           Lógicamente, habríamos de empezar por definir qué cosa es “Bafomet”, éste concepto aparece por primera vez en el proceso contra los Templarios llevado a cabo tras el, antes citado, prendimiento en 1307 ordenado por Felipe IV “El Hermoso” de Francia, al que en adelante llamaremos “El Bello” para no confundirlo con su homónimo hispano-alemán. El término Bafomet cae en el olvido hasta el expolio de documentos del Vaticano ordenado por Napoleón en 1810.

           Su etimología es complicada, para empezar el término no tiene una grafía concreta, probablemente por la traducción al latín de las confesiones verbales del propio proceso, siendo común verla escrita como Bafomet, Baphomet, Bafometo, Baffometto, etc…, y mucho se ha dicho sobre su significado etimológico, comúnmente se acepta que es la composición de las palabras griegas “Baphe” y “Meteos”, que significan respectivamente “bautismo” y “adoración”. Otros dicen que es una deformación del término “Mahomet”, que en lengua de Oc (provenzal) significa “Mahoma”, esto va en relación con la propia condena de Felipe el Bello que pretendía acusarlos de idolatría y herejía, más que probablemente relacionada con el Islam, ya que es bien conocido que durante una buena parte de la existencia de la Orden fueron defensores de las tres culturas: cristiana, islámica y judía, que convivían en paz en buena parte de sus encomiendas. Henry Lincoln en 1982, junto con Michael Baigent y Richard Leigh, en su libro “El Enigma Sagrado (The Holy Blood & The Holy Grail)” apuntaban que podía ser una derivación de la palabra árabe “Abufihamet”, que significa “Padre (o fuente) de la Sabiduría”. Más osados son los que quieren ver en esta palabra compendios alquímicos o relacionados con la piedra filosofal.



          Su forma, según se desprende de las confesiones de los freires, es de cabeza barbuda. La idea equivocada de un Bafomet de aspecto diabólico viene del ocultista francés Eliphas Lèvi (cuyo verdadero nombre era Alphonse Louis Constant), el cual publicó un libro titulado “Dogma y Ritual de la Alta Magia” en 1854, donde reproduce una ilustración del término que ha pasado a la Historia porque, a menudo, vale más una imagen que mil palabras; desde entonces relacionar al ídolo templario con la imagen gótica del diablo es poco menos que inevitable.



          De todas formas, el conocimiento de este ídolo, no parecía que fuera del dominio de todos los integrantes de la Orden, recoge la Dra. Frale en su citada obra que, de las 1114 confesiones registradas, sólo 130 hacen referencia al mismo. No obstante, el reflejo de su culto llega a la arquitectura, siendo común ver cabezas barbudas en las iglesias, en forma de bajorrelieves que, a menudo, se sitúan en la llamada “clave del arco”, es decir, la piedra central que sostiene el arco que corona la entrada al templo, lo que, a mi parecer, deja entrever la idea de que el Bafomet constituía una idea central en sus creencias, también es mi opinión que se puede desechar la creencia de que dicho ídolo tenga algo que ver con la alquimia porque a menudo las cabezas barbudas se observan aisladas, es decir, sin la compañía de otras figuras que hagan pensar en fórmula química alguna.



          En España existen tres bajorrelieves de éste tipo, en la Iglesia de la Veracruz en Segovia, en la de Santa María del Castillo, en Fregenal de la Sierra (Badajoz) y en la de Santa María del Alcázar en Arjona (Jaen). Todas ellas de finales del siglo XIII; curiosamente ésta última no es de origen templario, sino calatravo, lo que nos da un indicio de la relación existente entre ambas órdenes. Personalmente he tenido oportunidad de visitar las de Fregenal y Arjona y he podido observar, coronando los arcos de sus puertas, la singular presencia de estas cabezas de barba partida. También se pueden observar cabezas barbudas en la ermita de Santa María de Eunate (Navarra), del siglo XII y de planta octogonal, evidentemente Templaria, y yo mismo he observado algunas en San Pantaleón de Losa y Santa María de Siones, ambas del siglo XII y situadas en Las Merindades, provincia de Burgos. Pero estos últimos ejemplos no son tan claros, no se sitúan en la clave del arco ni coinciden con la estética de las anteriores. Para que pudiéramos hablar de auténticos “Bafomets” tendríamos que llegar el siglo XIII, ya veremos por qué.



LA SÍNDONE Y LOS TEMPLARIOS

          La llamada Síndone o Sábana Santa que hoy está en Turín, concretamente en la Capilla Real de la Catedral de San Juan Bautista, es una antigua tela de lino, amarillenta ya, que reproduce, por delante y por detrás, la imagen tenue y rojiza de un hombre barbado de cuerpo entero que parece yacer después de muerto, presentando una serie de lesiones que son compatibles con las que la tradición y los Evangelios nos narran que padeció Jesús de Nazareth. Actualmente mide 4, 36 m. de larga por 1, 11 m. de ancha pero, dada la flexibilidad del lino, probablemente ha debido estirarse con el tiempo y, si es originaria del siglo I, posiblemente obedecía a una medida estándar que, según Barbara Frale, era de ocho por dos codos sirios (medida de la época que equivale a 44,7 cm.). La sábana muestra además el deterioro producido tras haber pasado por varios incendios.



          La primera vez que se constata su existencia, como tal, es en 1353, en Lirey (Francia), el señor local dona dicha tela a la colegiata que acababa de fundar, existe constancia de la desconfianza suscitada por la reliquia en el obispo local (en D’Arcis) en un escrito de éste al papa fechado en 1389. El señor de Lirey se llamaba Geoffroy de Charny.

           Fue precisamente su nombre el que puso tras la pista de los templarios, como poseedores de la Sábana, al mencionado historiador británico Ian Wilson, ya que esa evidente la coincidencia con Geoffroy de Charnay, principal senescal del último Gran Maestre del Temple Jacques de Molay, que fue prendido con éste en 1307 y ajusticiado a la vez que el mismo en 1314. Aunque algunos digan que el apellido difiere, hay que decir que, ambos figuran como Charny, Charnay, Charnayo, Charníaco, etc. en diversos documentos. Parece evidente el parentesco.



          Pero, ¿Cómo habría llegado la Síndone a manos de nuestros Pobres Caballeros? La respuesta la hallamos a principios del siglo XIII, durante la Cuarta Cruzada, ésta se inicia con grandes problemas económicos, por lo que en el camino a Jerusalén, donde no se habría de llegar, los cruzados paran en Constantinopla a reponer al derrocado emperador Alejo IV a cambio de dinero. Cuando llegan éste ha sido repuesto y el dinero no llega a manos de los cruzados; la cosa se complica además tras el golpe de estado y asesinato del emperador a manos del funcionario Alejo Murzuflo, quien dijo que no pagaría las deudas de su antecesor, por lo que se ataca y expolia gravemente a la ciudad, que no se habría de recuperar nunca, esto ocurrió entre el 14 y el 16 de abril de 1204. Se dice que Constantinopla, tras la búsqueda que inició Santa Elena, madre del emperador Constantino el Grande, poseía al menos la mitad de las reliquias cristianas: La corona de espinas, la esponja que se utilizó en la cruz, numerosos fragmentos del lignum crucis…, e incluso más allá de la propia cristiandad, ya que si hacemos caso de los escritos de Procopio de Cesárea, también se hallaban allí objetos míticos del judaísmo como la Menorá, las trompetas de Jericó y la llamada Mesa de Salomón.



         La Síndone se conservaba, por aquel entonces, en la Basílica de Santa María de Blanquernas, como así constata el cruzado Robert de Clari en su crónica “La Conquista de Constantinopla”, donde se exponía vertical para que el pueblo pudiera ver a Jesucristo de cuerpo entero. Tras el saqueo, él mismo escribe que nadie supo jamás que fue de ella. Si ésta cayó en manos de los Templarios, éstos no dirían nada debido a que el papa Inocencio III había lanzado pena de excomunión contra los expoliadores de Constantinopla, es probable que por ello, también, su posesión no fuera del conocimiento de la mayoría de los Templarios.



          Entre los Caballeros del Temple que tomaron parte en la toma de Constantinopla se hallaba Othón duque de La Roche. Curiosamente, éste tenía un feudo cerca de Atenas que poseía una abadía en Dafnis que fue rebautizada como de Santa María de las Blanquernas, haciendo referencia a la misma, en diversos documentos, el mismo papa Inocencio III; en su exhaustivo trabajo de investigación, Barbara Frale, recoge un documento datado en 1205 donde un miembro de la familia imperial bizantina reclama a dicho papa que sean restituidos a Constantinopla, al menos, las reliquias más importantes, nombrando entre ellas el Sudario de Cristo que, según él, se encontraba en posesión de Othón de la Roche. La Síndone, siguiendo el razonamiento de Frale, habría estado en posesión de la familia de La Roche hasta que un alto dignatario del Temple, perteneciente a ésta, Amaury de la Roche la habría cedido a la cúpula de la Orden tal vez a cambio de dinero, para financiar campañas militares, tal vez por cuestión de jerarquía; no deberíamos de olvidar la hipótesis defendida por otros investigadores, entre los que se encuentra Julio Marvizón, de que en Lirey la auténtica propietaria del lienzo fuese Jeanne de Vergy y no su esposo Geoffroy de Charny, merced a una medalla de la época que representa la Síndone con los escudos heráldicos de ambos, en una época en la que a las mujeres se les daba poca importancia. Sea como fuere, la Sábana Santa volvería a manos de la familia de La Roche gracias al matrimonio de la hija de ambos, Margarita, con Humberto de Villersexel, conde de La Roche, que entonces tenía su feudo en Saint Hippolyte sur le Doubs, donde permanecería hasta su cesión por ésta a la Casa de Saboya. Ilustramos éste trabajo con imágenes de una vidriera de su iglesia, del siglo XIV y fundada por Humberto de La Roche, que representa a su antepasado Othón, con atuendo de Templario, sosteniendo la Sábana Santa entre sus manos.



          Siempre según la teoría de Barbara Frale, a nuestro lienzo los templarios le habrían dado un uso de reliquia mayor, con las que consagrar ciertos cordoncillos que éstos llevaban en su atuendo y de los que no se podían desprender, que databan de la época de Bernardo de Clairvaux, y que primitivamente se pasaban por el Santo Sepulcro hasta la pérdida de Jerusalén en 1187 tras la Batalla de los Cuernos de Hattin. Además de las referencias al Bafomet en las confesiones, es de destacar, entre las pruebas mencionadas en la obra de Frale, la referencia a un documento, inédito hasta la fecha, donde a un Templario llamado Arnaut Sabbatier, en su iniciación en la Orden, le muestran una Sábana con la figura de Jesús de cuerpo entero a la que adora besando tres veces sus pies.

EL MANDYLION Y EL TETRADYPLON

          De todo lo dicho se desprenden algunas preguntas, por ejemplo: qué tiene que ver nuestra “cabeza barbuda” con un lienzo que representa una figura (¿la de Jesús de Nazareth?) de cuerpo entero por delante y por detrás y cómo llegó el sudario a Constantinopla. Ambas se contestan con el “Mandylion acheiropoiéton”, que significa “toalla no hecha por mano humana”.

          El Mandylion es una pequeña tela que contenía una imagen de una cabeza barbuda que, no sólo se asocia con Jesús, sino que se cree, fundadamente, que fue la que cambió toda la iconografía del Jesús lampiño, buen pastor del cristianismo primitivo, al rostro barbudo que llega hasta nuestros días. Aparece en Edesa, la actual ciudad turca de Urfa, en torno a principios del siglo VI, una leyenda dice que la encontró el obispo Eulalio, escondida en una muralla, pero está datada su existencia en 544, gracias a la “Historia Eclesiástica” de Evagrio, donde se hace referencia a dicha tela, como ya nos apunta Julio Marvizón en su libro “La Sábana Santa ¿Milagrosa falsificación?”.



          La llegada de dicha reliquia a Edesa se explica, tradicionalmente, con la leyenda del rey Abgar (Abgar V el Negro), rey enfermo, probablemente de lepra, que en tiempos de Jesús y conocedor de sus milagros reclama sus servicios, éste, no pudiendo ausentarse de tierras palestinas, le habría hecho llegar dicha tela, con la que el rey habría sanado. En realidad, no se tiene constancia de que Edesa hubiese abrazado el cristianismo hasta Abgar IX, en torno al año 200 de nuestra era, por lo que, aunque las leyendas encierran siempre parte de una arcana verdad, no sabemos exactamente cuando llegó el Mandylion a esta ciudad. Estudios realizados en 2008, relativos a las manchas de agua de la Síndone, que se creían originarias del incendio de Chambery, apuntan a que estas manchas son muy anteriores, y que la Sábana no estaba plegada con precisión, como entonces, sino en fuelle, pudiéndose deducir, además, que ésta se encontraba guardada en un recipiente cilíndrico que, nos dice Barbara Frale, coincidiría con las vasijas encontradas en Qumrán, como aquellas donde se han encontrado los Manuscritos del Mar Muerto, hipótesis que explicaría donde se hallaba la reliquia en los albores del cristianismo.



          Pero, cómo se relacionan ambas reliquias, Sábana y Mandylion. Hay que decir que la homilía del Códice Vaticano griego 511, describe que el Mandylion contenía, además del rostro, la impronta del tórax y las huellas de la lanzada. De otra parte, una de las versiones de la leyenda de Abgar, la de Addai concretamente, se refiere al Mandylion como “Tetradyplon”, término que significa “doblado cuatro veces en dos”; efectivamente, al doblar el lienzo cuatro veces, sólo quedaría visible la cabeza y poco más. Es curioso, también, que al proceder de esta manera con el sudario, levantando la cabeza por detrás nos encontraríamos con la imagen posterior de los pies, y al hacerlo por delante, con la imagen anterior de los mismos, ya que, como sabemos, el lienzo contiene ambas imágenes de cuerpo entero, anterior y posterior; por cierto, ¿recuerdan la confesión del Templario de la que hablábamos al inicio? Es un hecho, asimismo y como se ve en las representaciones artísticas de la época, que el Mandylion se guardaba plegado en un relicario cubierto por un entramado que sólo dejaba visible la cara. Más que probablemente la razón para ello, era camuflar que la representación era en realidad una mortaja, ya que el cristianismo, en sus inicios, era una secta judía y para éstos todo lo que hubiera estado en contacto con un cadáver era considerado impuro.

          Posteriormente, Edesa abrazó el Islam, por lo que en el año 943, un ejército bizantino atacó la ciudad, haciéndose con la reliquia que fue trasladada, como no, a Constantinopla.

EL SANTO ROSTRO Y LA VERÓNICA

          No podríamos terminar nuestro trabajo sobre el Bafomet de los Templarios sin hablar del Santo Rostro. En uno de nuestros viajes pudimos visitar la Catedral de la Asunción de la Virgen, en Jaén, y allí pudimos contemplar uno de ellos, pues son cinco en total, tres de ellos en España: además del de Jaén están el de Honrubia, en Cuenca, y el de Alicante, y fuera de nuestro país el de San Pedro en Roma y el de Sacre Coeur en París. Todos ellos tienen un origen mítico, que los relaciona bien con el rey Abgar, bien con Santa Verónica…incluso de alguno se dice que es el auténtico Mandylion de Edesa, aunque en realidad no son, éstos y algunos más, sino representaciones pictóricas bizantinas, hechas en madera o tejido, de esta última reliquia. En nuestro viaje a la Ostensión de la Sábana Santa, en Turín, pudimos ver copias de algunos de ellos en nuestra visita al Museo de la Síndone.



          Poco más o menos lo mismo podríamos decir del “paño de la Verónica": Marca la tradición la presencia de una mujer, en el camino al calvario, que enjugó el rostro de Jesús con un paño donde quedó impresa su imagen. En realidad, la única constancia de esta piadosa mujer está en el evangelio apócrifo de Nicodemo, escrito no antes del año 150 después de Cristo y que pertenece al conjunto de textos encontrado en Naj-Hamaddi. Nos explica Marvizón en su obra que Verónica no es sino la corrupción de los términos latinos “Vera Icona”, es decir, verdadera imagen, refiriéndose, con estos términos, una vez más a lo mismo: copias del icono del Mandylion y que seguramente tal santa nunca existiera.



          Sin embargo, Ian Wilson, en referencia a nuestros Caballeros de Cristo y a su Bafomet, nos presenta, con la tablilla templaria hallada en Templecombe, la idea de que estas representaciones pictóricas de cabezas barbudas no son sino referencias al ídolo sobre el que se centra nuestro trabajo; deberíamos constatar que todas las iglesias que se disputan la Santa Faz están situadas en zonas relacionadas con el Temple y podrían no ser otra cosa que un culto encubierto a nuestra cara barbada que, como hemos dicho, no era del conocimiento de todos los miembros de la Orden. Lo mismo podríamos decir del paño de Verónica, ya que en una de nuestras visitas a los enclaves Templarios, en la encomienda de Jerez de los Caballeros, concretamente en Olivenza, población ahora perteneciente a nuestro país, pero que antes fue lusa, allí observamos la existencia de un rito, llamado Paderinha, consistente en que muchachas, vestidas de época y emulando a la mencionada mujer, sacan en procesión un paño con imagen de la cara de Jesucristo y que incluso está rodeada por un entramado, como ocurría con el relicario del Mandylion. Tampoco sería de extrañar que, igual que los cordoncillos que llevaban los hermanos en sus hábitos, rostros y paños hubieran sido consagrados poniéndolos en contacto con la Síndone de Cristo.



BIBLIOGRAFÍA

Libros:

          - “Los Templarios y la Sábana Santa (I Templari e la Sindone di Cristo)”, Barbara Frale, 2009, 1ª edición en castellano por Alianza Editorial S. A., abril de 2011.

           - “The Turin Shroud (El Sudario de Turín)” Ian Wilson, Ed London, 1979.

           - “La Sábana Santa ¿Milagosa Falsificación?”, Julio Marvizón Preney, Ediciones Giralda, 1996.

          - “El Enigma Sagrado (The Holy Blood & The Holy Grail)”, Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, 1982, 1ª edición en castellano por Ediciones Martínez Roca S. A., 2001.

Artículos:

          - “Templarios ¿Guardianes de la Sábana Santa?”, Adriano Forgione, Más Allá de la Ciencia, nº 248, M. C. Ediciones, 2010.


APÉNDICE

         Resulta inevitable, después de más de dos años que escribí “BAFOMET: El Rostro se la Síndone”, hacer algunas ampliaciones, fruto la mayoría de ellas, de los viajes que he podido hacer a posteriori.



Hablaremos primeramente del Bafomet de la iglesia de la Veracruz, en Segovia, a la que dedicaremos otro artículo más adelante. Actualmente está en manos de la Orden de Malta y están en entredicho sus orígenes Templarios, fruto de los distintos litigios que se produjeron en tierras de Castilla, aunque la mayoría de estudiosos del Temple parecen estar de acuerdo en que sí lo es, como así lo demuestran detalles, como su arquitectura poligonal o un fresco en su interior reciente y parcialmente restaurado.



         El Bafomet de la Veracruz es el más antiguo de los tres que reseñamos en España, siendo además diferente de los otros dos en que, si bien se encuentra en la clave del arco, de la entrada principal al templo, éste no se encuentra aislado, sino situado en una repisa en el centro de una línea de canecillos. Igual que los otros dos representa a una cabeza barbuda de barba partida y el resto de los canecillos es de difícil interpretación, alguno está roto incluso, aunque a la derecha de nuestro Bafomet aparece lo que parece un pelícano, figura muy asociada a Cristo en la Edad Media, ya que dicha ave se asimila al autosacrificio, pues al parecer tiene por costumbre sangrarse a sí mismo para alimentar a sus crías.





        También tuve, el año pasado, la oportunidad de conocer Santa María de Eunate en Navarra. Tampoco en esta maravilla octogonal, a semejanza de la Mezquita de la Roca, con sus tres lindes, como el Templo de Salomón, debe cabernos ninguna duda acerca de sus orígenes.



         Los supuestos Bafomets (aquí está el primer inconveniente, pues son dos) están en los capiteles de las columnas de una se sus puertas laterales y sus barbas se enroscan queriendo asemejarse, tal vez, más a fuerzas eólicas o, de alguna manera, sobrenaturales que a una figura humana barbada. Recordemos que la iglesia sería la estancia más interior del Templo, el equivalente al Sancta Sanctorum, y que era allí donde se guardaban objetos “sobrenaturales” como el Arca. A mi parecer, con todo el respeto a quien opine lo contrario, no son realmente Bafomets.



         Como tampoco me parece que lo sea San Saturio soriano, aunque, el tristemente desaparecido autor, Juan García Atienza opinase lo contrario (a pesar de que dicho escritor es para mí todo un referente). Y no es porque dude de la presencia Templaria en Soria, ahí está San Polo, y estoy convencido, a mi vez de que la actual ermita de San Saturio se levanta sobre una anterior que posiblemente edificaron nuestros freires, pero el santo soriano es calvo y tiene la barba picuda, por lo que nada tiene que ver con la historia que aquí les contamos, aunque fuera susceptible de Templaria veneración, por otras razones que ya abordaremos en su momento.



Donde sí encontramos un auténtico Bafomet en Soria fue en la localidad de Brías, claro que el lugar era insólito, pues se encontraba en el escudo heráldico del, antaño, obispo de León, D. Juan Aparicio Navarro, natural de allí, quien al parecer mandó construir la iglesia local, advocada a San Juan Bautista, encontrándose en ésta (sobre la clave del arco) y sobre la que fue su residencia, actualmente hospedería destinada a turismo rural, hoy tan de moda. No es de extrañar, a sabiendas que el pueblo fue circunscripción del Temple como así demuestra la ermita que hay a las afueras del mismo, así que la explicación de tal heráldica quizá se deba a que algún antepasado de D. Juan militó en la Orden.



         Cuando hablamos de Bafomet, hay cierta iconografía tricéfala que no podría pasar por alto de comentarles, como cierto conocido bajorrelieve del Convento de Cristo en Tomar




          Hoy en día, desde que existe la fotografía -no diré ya los métodos modernos audiovisuales, de análisis, informáticos y de telecomunicaciones- podemos pararnos a mirar la imagen del rostro de la Síndone y observamos, eso que tanto se dice, que es como una tomografía y además sobreexpuesta, ya que se pueden ver no sólo los rasgos faciales, sino huesos, dientes, etc. Se han realizado también estudios que muestran la “tridimensionalidad” de la imagen en la sábana. Aunque es una conjetura, a mí, personalmente me parece que las representaciones como las de Tomar han podido ser realizadas tras largas observaciones y meditaciones ante la Síndone como únicamente la podían observar en la Edad Media: al natural, percibiendo, de alguna manera, este fenómeno de sobreexposición del que les hablo.





          No obstante, el de Tomar no es el único, su estudio a menudo se asocia a cierta adoración a la Santísima Trinidad que recibe el nombre de Vultus Trifrons y que es considerada, como no, herética por nuestra religión, debido a cierta proximidad iconográfica al diablo. Hay que tener en cuenta que el término es ambiguo, desde el punto de vista que engloba representaciones trinitarias diversas, algunas anteriores al mismo Bafomet y el Temple, aunque el concepto de una cabeza trifacial barbuda toma peso precisamente a partir del siglo XIII. Se mantuvo al menos hasta el siglo XVIII, como muestra un paño de Verónica en Tepotzotlán, México.



          Para finalizar, cuando escribí el artículo y coloqué las fotos de la vidriera, convencido de lo que escribía, no pude evitar la sensación de que algo no iba bien, no cuadraba… Obsevando la fotografía una y otra vez me di cuenta de lo que era, el supuesto Othón de la Roche ¡no tenía barba! No puede ser, miré la foto más detenidamente y al ampliarla pude ver el nombre al pie de la vidriera: “Conde Humberto de la Roche”. Claro que Humberto de la Roche murió a mediados del siglo XV y los Templarios fueron prendidos en Francia en 1307 y ejecutados en 1314. Seguí buscando entre las imágenes de nuestra estancia en Saint Hippolyte y constaté que las vidrieras eran de 1895, por lo que pensé que cierta agrupación neotemplaria de la que les hablaré algún día, que se remonta a tiempos de Napoleón y que, legendariamente, asocia sus orígenes al legado del propio Jacques de Molay, podía estar detrás del asunto. Pero no, al final lo que encontré fue una fotografía tirada, accidentalmente o casi, al suelo de la iglesia que mandó construir el conde; en ella podemos observar una lápida, tal vez la del propio conde, pues se hace difícil su lectura, pero lo que sí es clara es la Cruz Templaria visible en ella: ¡TEMPLARIOS EN FRANCIA EN EL SIGLO XV! Tal vez los orígenes de dicha agrupación no sean tan legendarios, después de todo, y tal vez habría que reescribir el periplo de la Síndone después de esto. Non nobis, Domine.



BIBLIOGRAFÍA

Libros

- “El Legado Templario”, Juan García Atienza, SWING, 2007.
- “La Meta Secreta de los Templarios”, Juan García Atienza, Ediciones Martínez Roca S.A., 1979.
- “La Mitología Templaria”, Jesús Ávila Granados, Ediciones Martínez Roca S.A., 2003.

Internet

- www.wikipedia.org.
- www.pendientedemigracion.ucm.es/centros/cont/descargas/documento18786.pdf. “Trinidad tricéfala o trifacial”, Irene González Hernando, Universidad Complutense de Madrid.

miércoles, 1 de mayo de 2013

EL PUERTO DEL GALLO

          En realidad la tercera entrega, que no la segunda, de la serie "Non Nobis, Domine" que empecé para la revista "MISTERIOS y Fenómenos Insólitos", de mi amigo Fernando García, y que acabó viendo la luz en el número 144, correspondiente a marzo de este año 2013, sobre portada artística de mi esposa, Soledad Fernández Méndez, artista gráfica de la revista. Relacionada con el propio artículo y titulada "Las Cruces del Ocaso", convendría explicar los distintos elementos que la componen:


          Hay que decir, en primer lugar, que es una técnica mixta, que combina el lápiz, la acuarela y el pastel con algo de cera. Se han respetado convenientemente los espacios destinados a rótulos.
       
          Los colores escogidos sugieren tonalidades de atardecer, como manifiesta el título, que además flirtea con el doble sentido de "ocaso", relativo al incierto devenir del Temple. En la parte superior derecha observamos un fragmento del castillo de Tomar. El Baussant a la izquierda del castillo está inspirado en una ilustración previa de VM Ripoll Arias, pero es de diseño propio y realizado a mano alzada. El Templario en el pedestal es Gualdim Pais, recreado en la estatua de bronce que lo inmortaliza en Tomar, se hace notar que la cruz de la capa, al igual que en la estatua (en relieve) está en el hombro derecho y no en el izquierdo, que es donde debería estar. El maestre está flanqueado a la izquierda por un típico Gallo de Barcelos y a la derecha por la Cruz de Cristo, detrás de él se sitúa el Cruzeiro do Senhor do Galo, de Barcelinhos. Finalmente, a la derecha, se representa la Virgen de la Leche de la iglesia de Santa Maria do Olival, también de Tomar, jugando, para dar sensación de misterio, con la luminosidad que la envuelve y el pentagrama del ábside del templo, más alto en el original.

           Hay que añadir que a la portada se le sumó un lazo negro, en solidaridad con las víctimas del 11M, ya que se publicó en la fecha de esta nefasta efeméride nacional.



NON NOBIS, DOMINE

EL  PUERTO  DEL  GALLO

A Juan García Atienza (1930-2011) “In Memoriam”




Portugal, el país vecino, sobre su nombre flota una leyenda, la del Gallo de Barcelos, la cual nos cuenta que un peregrino gallego salía de Barcelos, ciudad portuguesa del  norte, camino de Santiago a obtener su Compostela, cuando fue condenado a la horca por un delito de robo del que era inocente, y que, estando en presencia del juez mientras éste se yantaba un gallo asado, dijo que ponía a Dios por testigo de su inocencia y que si era finalmente ahorcado el gallo se levantaría y se pondría a cacarear. La leyenda nos cuenta que así sucedió, además, cuando corrían a evitar que el peregrino muriese ahorcado, éste cayó de la horca como consecuencia de un nudo mal hecho. Años después el peregrino volvería a Barcelinhos, localidad cercana, para esculpir el Crucero del Señor del Gallo (O Cruzeiro do Senhor do Galo) que conmemora el legendario acontecimiento y que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Barcelos. El Gallo de Barcelos es uno de los emblemas nacionales de Portugal.

No deja de ser una leyenda y, aunque las leyendas siempre enmascaran visos de realidad, la verdad es que el Crucero, aunque románico, es del siglo XIV, en tanto que el estado vecino declaró su independencia del Reino de León en el siglo XII, concretamente en 1143, con la firma del Tratado de Zamora y el posterior reconocimiento (importante en la época) del papa Alejandro III en 1179, mediante la bula Manifestis Probatum.


Etimológicamente, su bello nombre, sugiere diversas propuestas, para unos es reciente y proviene de navegantes europeos que lo llamaban Portucal, porque embarcaban cal proveniente de las muchas minas de piedra caliza de la región; lo hacían en la actual Porto, Oporto para nosotros. Otros, más documentados, se refieren a documentos romanos que hablan de una ciudad, fundada por ellos en el estuario del río Douro, nuestro Duero, llamada Portus Cale, base de las actuales Porto e Gaia, en ambas orillas del citado río, y aún hay quien añade que Portus Cale deriva a su vez de Portus Gallus, debido a que los moradores de la región eran de origen celta, como los de los pueblos más al norte, en la región limítrofe, a la que los romanos llamaron Gallaetia (la actual Galicia), y como los propios habitantes de las Galias, los galos.

No es casualidad que las mascotas nacionales de Francia y Portugal sean la misma, el gallo, en lugar de otras consideradas normalmente más majestuosas, como el león o el águila, como tampoco es casualidad que nuestro Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón vinieran a nacer como orden entre los caballeros del primero de ellos y a morir, o tal vez a renacer en una nueva orden en el último, la Ordem de Cristo.

PORTUGAL TEMPLARIO

         Si bien la evolución del Temple a la Orden de Cristo es un hecho conocido por todos los apasionados de nuestros freires blancos, es bastante menos sabido el papel que los Templarios desempeñaron en la creación del propio estado de Portugal. De hecho dicho reino se constituyó con la ayuda de los mismos, y casi podríamos decir que por la Orden y para la Orden.

         En efecto, prácticamente desde su constitución y debido a que entre sus principales propósitos estaban la lucha contra el sarraceno y la protección de los peregrinos, se afincaron en la Península Ibérica con el doble motivo de proteger a aquellos que hacían el Camino de Santiago y, como no, participar en la Reconquista, siendo inestimable su colaboración, debido a la práctica inexistencia de ejércitos regulares en los reinos implicados en la misma.

         Así las cosas, a finales del siglo XI reinaba en León Alfonso VI quien, después de haber unificado bajo su mandato no sólo León sino Navarra y el reciente reino de Castilla, fiel a la costumbre de la época, vuelve a dividir su reino entre todos sus hijos e hijas, fruto de sus distintos matrimonios y adulterios. De esta manera su hija legítima Urraca, a quien casa con el duque borgoñón -emparentado con los Capeto-Raimundo, recibe el condado de Galicia; en tanto que su hija bastarda Teresa, a quien casa con otro duque borgoñón -primo del anterior- llamado Enrique, recibe a su vez el de Portugal.

         Hay que recordar que la segunda esposa de Alfonso VI y madre de Urraca, Constanza, era también de Borgoña, de donde procedía la reforma de San Benito, también conocida como de Cluny o cluniacense (los llamados monjes negros, por el color de su hábito), y que por ello éstos habían adquirido mucho poder e influencia en el reino, llegando a ostentar los arzobispados de Santiago de Compostela y Braga. Ni que decir tiene que la condesa Teresa de Portugal, en su condición de ilegítima, sólo era tolerada por Cluny por ser esposa de Enrique de Borgoña, por lo que a la muerte de éste en 1112 y tras sufrir el cerco de su hermana Urraca en 1121 –donde consiguió salvar el condado de Portugal gracias al tratado de Lanhoso-  para que se opusieran a la influencia de los monjes negros, comienza a llamar, antes incluso de su constitución como Orden en 1129 (concretamente en 1128, por mediación del caballero Hugo de Rigaud), a los nuevos monjes blancos, de blancas vestiduras y surgidos de la nueva reforma del Císter o cisterciense, los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón.

Afonso  I  Henriques

         Ya bajo la influencia de los monjes blancos, tras la batalla de Ourique contra los almorávides, en 1139, su hijo Afonso I Henriques es aclamado primer rey de Portugal, tras la conquista de Santarém. El acontecimiento, al parecer, lo anunció el propio preceptor del Temple Bernardo de Claraval, a continuación se recibió la corona en el Arzobispado de Braga y se firmó el Tratado de Zamora en 1143 -La relación entre la corona portuguesa, el Temple y San Bernardo debía ser muy estrecha, según se deduce de una carta enviada por Claraval a D. Afonso donde habla del hermano de éste, Pedro, que al parecer militaba en el Temple (Ep. CCCVIII)- A cambio los Templarios obtendrían múltiples conventos, castillos y encomiendas -sobre todo el feudo de Tomar- puertos de mar para hacerse, como así fue, con la mejor flota de la época y …la puerta del Atlántico. Su influencia en Portugal sería tal, que fue (casi) la única Orden existente en el país hasta la desaparición de la misma y la creación, de sus cenizas, de la Ordem de Cristo. De hecho, la única Orden creada propiamente en Portugal, precisamente por Enrique de Borgoña, la Ordem de São Julião do Pereiro que se estableció en Alcántara -villa que pasó a ser del reino de Castilla- pasó a su vez, con el nombre de la ciudad, Orden de Alcántara, a engrosar las distintas creadas en ese otro reino, pero de eso hablaremos otro día.

Cruz  de  Alcántara
Cruz  de  Avis









         Aunque, en aras del rigor histórico, no debemos olvidar la Orden de Avis o de Évora, de escudo parecido al de Alcántara, aunque más estilizado, al parecer fundada por un hijo ilegítimo de Afonso I, Pedro Afonso, de norma también cisterciense y apoyada por Calatrava, orden menor, que no fue integrada en la corona hasta 1550.

         El reciente y tristemente desaparecido escritor, a quien queremos rememorar en este artículo, Juan García Atienza, como es habitual, en uno de los últimos libros de su prolífica obra, “El Legado Templario” (publicado por SWING en 2007), ya nos contaba, muy detalladamente, la relación entre un Temple naciente y la creación del estado de Portugal, llegando incluso a sospechar que uno de los nueve caballeros fundadores de la Orden, Arnaud de Roche, pudo ser en realidad un Rocha; personalmente, este humilde buscador de la verdad disiente del ya añorado Maestro, ya que, en la medida de que voy siguiendo su ejemplo, viajando a través de los diversos enclaves templarios, me parece más verosímil que “freire Arnaud” estuviera vinculado más bien a los “de la Roche, importante familia Templaria, posiblemente ligada a la Sábana Santa y de los que ya hablamos en la anterior entrega de “Non Nobis, Domine”: “BAFOMET: El Rostro de la Síndone. Por otra parte, ignoramos de qué fuentes obtuvo Atienza el nombre de dicho caballero, ya que éste, aunque de familia Templaria, no se encuentra entre los nueve fundadores, nosotros los recordamos en el recuadro adjunto (ver recuadro nº 1).

         Sea como fuere, pronto comenzó a haber Templarios portugueses, de tal manera que el cuarto Maestre nombrado por la Orden para el Reino de Portugal era nativo, Gualdim Pais, éste fue quién comenzó a construir el Convento de Cristo en 1160 y de él hablaremos más adelante, cuando relatemos nuestra visita a Tomar. Pero ahora, comienza nuestro viaje.

RECUADRO 1

LOS FUNDADORES DEL TEMPLE

         A día de hoy, los historiadores no se ponen de acuerdo si la Orden se fundó provisionalmente en1118 ó 1119, es común tomar como referencia al cronista Guillermo de Tiro y hacer coincidir la fecha con la coronación de Balduino II, en 1119, pero quizá el ataque a un grupo de 700 peregrinos cristianos desarmados, de los cuáles 300 fueron asesinados y el resto vendidos como esclavos, suceso ocurrido en la Semana Santa de ese mismo año, sea la clave del origen del Temple. Los nueve caballeros que se presentarían ante Balduino II de Jerusalén serían:

-         Hugo de Payns (o Payens).
-         Godofredo de Saint-Omer.
-         Archambaud de Saint-Aimand.
-         Payen de Montdidier.
-         Godofredo Bissot (ó Bisol).
-         Rossal (Roland).
-         Andrés (Hugo) de Montbard).
-         Guillermo de Bures.
-         Roberto (¿de Craon?).

Aunque hay perfectamente documentados otros dos caballeros que pertenecieron a la Orden en la época: Gondemaro y Hugo de Rigaud, siendo éste último de gran importancia en Portugal. Y otro más en la persona del conde Hugo de Champagne, de quien Payns había sido vasallo, reconocido por una carta a él dirigida por Bernardo de Claraval (Ep. XXXI). Hay que añadir que los historiadores tampoco se ponen de acuerdo en su número hacia 1128 y 1129, unos opinan que hasta ese momento continuaron siendo nueve y otros que aumentaron su número hasta quince, quedando seis en Tierra Santa.



LOS CASTILLOS DEL TAJO

         Nuestra primera ruta, a través de los enclaves Templarios portugueses, comienza en Alcántara, localidad extremeña en la orilla sur del río Tajo, sita en la provincia de Cáceres, y que fue sede de la antes citada orden cisterciense castellana; su nombre, en árabe, significa “el puente”, ya que cuando los árabes llegaron éste ya se encontraba allí, puesto que el puente de Alcántara (en realidad la expresión viene a significar “el puente del puente” y es una incongruencia lingüística) es de origen romano. Poco después de atravesarlo nos encontramos en el estado vecino.

Puente de Alcántara










         La primera parada es Castelo Branco, ciudad así denominada por el castillo, Templario por supuesto, cuyos restos la coronan. Dicho castillo fue cedido por la corona portuguesa a frey Pedro de Alvito, octavo Maestre de este reino y segundo nombrado por el Temple para Portugal, León y Castilla a la vez. Poco queda hoy en día del castillo que, por otra parte, no se halla a orillas del Tajo, sino al norte del mismo, pero el amplio otero que domina servía claramente a los estratégicos propósitos con que estas fortalezas fueron construidas y que explicamos a continuación.

Castelo  Branco,  torre  del  castillo

        Los castillos del Tajo son un conjunto de baluartes defensivos, situados en la orilla norte de este extenso río peninsular, a relativa distancia los unos de los otros, con el objeto de controlar las terribles invasiones almohades, frecuentes en la época, mediante la observación y el aviso mutuo por el sencillo método de prender las almenaras de las torres. De esta manera, caso de producirse el intento de desembarco, era posible reagrupar fácilmente y en poco tiempo el ejército desde Lisboa a Tomar y Castelo Branco.

Portas  de  Ròdão,  torre  y  muralla










         Así, el camino nos lleva a continuación a la pequeña población de Vila Velha de Ródão, ahora sí, a orillas del Tajo; su castillo es apenas una torre de vigilancia, grande eso sí, rodeada de un recinto amurallado. Se dice que primitivamente hubo una fortaleza visigoda del rey Wamba, en el siglo VII, pero la construcción, más allá de la leyenda, es de origen musulmán, reconstruida en el siglo XII por los Templarios, 


Capela  de  Nossa  Senhora  do  Castelo

como se puede ver en el sello en forma de cruz patada que se encuentra en uno de los sillares que rodea la parte externa de la ventana sur. Próxima al castillo, la Capela de Nossa Senhora do Castelo refulge en la blancura que le da la cal con que aún hoy se la pinta. Pero lo verdaderamente formidable es el paisaje que el castillo domina: el río, a su paso, ha erosionado un macizo rocoso, produciendo un acantilado y un estrechamiento en su propio cauce, las llamadas Portas de Ródão.

Detalle  de  Cruz  Templaria  en  el  marco


Portas  de  Ròdão





         

A continuación, llegamos al castillo de Belver, situado en un otero en la confluencia entre el Tajo y el afluente homónimo del castillo y la población adyacente al mismo. No es Templario, sino Sanjuanista, edificado sobre terrenos cedidos por el rey Sancho I de Portugal (hijo de Afonso I), al prior de la Orden del Hospital D. Afonso Pais, quien comenzó a construirlo, viéndose acabado en 1210, curiosamente fue aquí donde se custodió el tesoro real hasta tiempos de Sancho II. El castillo de Belver fue, además, sede del Hospital en Portugal. Por otra parte, tradicionalmente se ha querido ver a ambas órdenes como enemigas, cuando no es así: Si bien podían ser competidoras por ser la más poderosa de la Cristiandad, por ejemplo, a menudo colaboraban, como es el caso de la Reconquista, donde todos los combatientes cristianos eran bienvenidos, máxime tratándose de las fuerzas de élite de la época: Hospitalarios al igual que Templarios.

Castillo  Hospitalario  de  Belver

         El castillo de Abrantes sería el siguiente punto estratégico, al parecer, la plaza habría estado fortificada desde la ocupación romana de la península, allá por el 130 a. de J.C. en la época del cónsul Décimo Junio Bruto, habiendo pasado por manos visigodas y musulmanas hasta su conquista por Afonso Henriques, quien se la habría cedido, como no, al Temple. El municipio recibió su Carta Foral de este monarca, precisamente en 1179, tras la defensa del mismo por los freires blancos frente al asedio almohade. De aquella fortaleza, sin embargo, nada queda, fue completamente reformada y reforzada por el rey portugués Pedro II a principios del siglo XVIII y es como la podemos contemplar hoy.

Castillo  de  Torres  Novas











         Aunque, tras visitar los anteriores baluartes defensivos, nuestros pasos nos llevaron a Tomar, haremos un paréntesis, para hablarles antes del castillo de Torres Novas, última fortaleza de la línea sobre “o rio Tejo”, como dicen nuestros vecinos, antes de llegar a Lisboa. Aunque no están claros los primitivos orígenes de la fortificación, bien celtas, romanos, o incluso griegos, los restos arqueológicos señalan una ocupación romana de la zona, para vigilar la vía entre las poblaciones, por Roma fundadas, de Coninmbriga (Coimbra) y Olisipo (Lisboa). Siguiendo nuestra historia, fue conquistado por Afonso I en 1148 tras la toma de Santarém, quedando, inmediatamente, en manos del Temple. El castillo es, en realidad, una alcazaba árabe en muy buen estado de conservación; hoy en día se puede pasear por sus 


Torres  Novas,  adarve  y  torre

adarves y asomarse por las saeteras de sus cuadradas torres, deleitarse en los miradores de las mismas, mirar por los telescopios que en ellas ha colocado el ayuntamiento de la población que, simpáticamente, ha situado un parque infantil y un pequeño jardín en el interior de las murallas. Para amantes de leyendas hay incluso un pozo de los deseos. En el exterior, un azulejo en el característico blanco y azul estilo Manuelino, recrea la resistencia al asedio que sufrió la fortaleza en 1184 de manos del emir almohade de Marruecos, quien murió en el mismo a causa de sus heridas. Por último, es de destacar, el culto Mariano de la población, frecuente en los Templarios, en éste caso a Nossa Senhora do Ó (Nuestra Señora de la O), también llamada Nossa Senhora da Alcáçova (Nuestra Señora de la Alcazaba), culto a una misteriosa y antigua imagen encontrada, al parecer, por unos trabajadores en 1187, mientras éstos excavaban en el castillo.

Torres  Novas,  azulejo











GUALDIM PAIS Y EL CONVENTO DE CRISTO

         Nacido en 1118 (contemporáneo de la Orden en todos los sentidos) en Amarâes, hijo de Paio Ramires y Gontrode Soares, Gualdim Pais fue ordenado caballero por Afonso Henriques tras la toma de Santarém, tras la batalla de Ourique, cuando tenía tan sólo 21 años de edad. Inmediatamente después ingresa en el Temple, marchando a Jerusalén donde sirvió durante cinco años, participando activamente en el cerco de Gaza. Tras su regreso se le ordenó cuarto Maestre de la Orden en Portugal en 1157, siendo el primero de origen nativo, como ya se ha dicho; trasladó en 1160 el cuartel general del Temple desde Soure a Tomar, donde, a partir de esa fecha comenzó a construir su castillo y el Convento de Cristo en su interior. Fundó además los castillos de Almourol, Diana, Ceres, Monsanto y Pombal. Después de defender Tomar del avance almohade en 1190 frente a un ejército muy superior, evitando así una nueva conquista musulmana del norte del país, vino a morir en la ciudad que fundó un 13 de octubre (¿hemos dicho en todos los sentidos? ¡Caramba, qué coincidencia!) de 1195, reposando sus restos en la Iglesia de Santa Maria do Olival (Santa María del Olivar), en el mismo Tomar, junto a los restos de los demás Maestres hasta el fin de la Orden.

Gualdim  Pais

         Se le acusa, no sé si injustamente, de fiero señor feudal, por los elevados diezmos del 25% de la producción con los que gravó a la encomienda; permítanme que haga un chiste porque, hoy por hoy, ¡yo pago más y estoy seguro que vds. también! Pero, bromas aparte, hablamos de un temple muy temprano, inserto en una Europa que casi acaba de descubrir el feudalismo y que aún no ha descubierto ni encontrado otras formas de financiación, tal vez esto último fuera lo que llevó a retirar los diezmos cuando se estableció la Orden de Cristo y, por otro lado, el esfuerzo constructor y fundador del Maestre Pais, lógicamente, necesitaría un buen capital. Lo cierto y verdad es que, hoy en día, el pueblo lo recuerda con cariño, como el héroe que fue y buena prueba de ello son la estatua sobre la que se yergue orgulloso en la Plaza de la República (Praça da República) y la placa conmemorativa sobre sus restos en la iglesia de Sta María.

Parte  externa  de  la  Charola













         Y si impresionados nos dejó Maese Gualdim, más aún lo hizo su convento. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, el Convento de Cristo es, posiblemente, la mayor construcción que acometió la Orden, después del desaparecido convento de Paris que se ubicaba donde actualmente está el barrio de la Sorbona, tanto que excedió el tiempo de existencia de la misma, extendiéndose su construcción, a lo largo de cinco siglos, a los tiempos de la nueva Orden de Cristo. Por ello en la estructura se mezclan los estilos Románico, Gótico, Manuelino, Renacentista, Manierista y Barroco. Sus 50.000 metros cuadrados se extienden a lo largo de ocho claustros, de los cuales dos son góticos y el resto renacentistas, e innumerables celdas y dependencias, entre las que hay escritorios, cocinas, hornos, baños… Incluso un huerto interior. Continuamente, la presencia de Orbes de Magallanes y Cruces de Cristo (bermejas como las Templarias, pero más estilizadas y con una cruz blanca, más pequeña, inscrita), impresas en las intersecciones de sus innumerables nervaduras y claves de bóveda, nos recuerdan haber sido construidas o restauradas en fechas posteriores al Temple.

Interior  de  la  Charola

         De la parte netamente Templaria de la construcción, además del castillo, es de destacar el Oratorio, es decir, la Iglesia Interior, llamada Charola o Girola, la cual pasa por ser una de las iglesias poligonales peninsulares (unos dicen que a imitación de la Iglesia del Santo Sepulcro, otros que a la Mezquita de Omar), es este caso tiene dieciséis lados, ésta a su vez contiene un pequeño receptáculo octogonal entre arcadas a modo de Sancta Sanctorum. Sin embargo, la inmediata ampliación Manuelina con el Cuerpo de la Iglesia le confiere, por el contrario, forma de llave, evocándonos la planta de la desaparecida Iglesia del Temple en París, y sugiriéndonos quizá que cualquier secreto está bien guardado a miradas ajenas. Idea, ésta última, reforzada por una columna en el exterior de éste cuerpo y que da a uno de los claustros góticos, que aparece ceñida por un cinturón, dando a entender, tal vez, al buscador curioso que todo está atado y bien atado.

Detalle  de  columna  con  cinturón

Planta  de  la  Iglesia


         




La Charola está decorada al fresco por pinturas, en las que se observa, de entrada, su origen Manuelino tan sólo observando la Cruz de Cristo que hay en la Clave del Arco que va desde el Cuerpo a la propia Girola; entre las escenas representadas ecos Templarios se revelan aquí y allá: de misterios, como el Bafomet, en una Santa Faz y de su patrón San Sebastián en otro mural… Por último es de mencionar una fuente, con planta de cruz paté de tipo griego, como la del Temple, que  se encuentra en uno de los claustros, concretamente en el de D. João III, que todo el mundo fotografía y presenta en sus trabajos, incluso es común verla en filmes relacionados con el Temple, ¡nosotros no íbamos a ser menos!

Fuente  con  planta  de  Cruz

São  Sebastião











LA ORDEN DE CRISTO

         Tras el prendimiento llevado a cabo la madrugada del viernes 13 de octubre de 1307, el papa Clemente V, disuelve definitivamente la Orden del Temple el 22 de marzo de 1312 mediante la bula Vox in excelso, atribuyendo sus bienes a la Orden del Hospital; los acontecimientos, como sabemos, concluyen en 1314 con la ejecución de Jacques de Molay y Geoffrey de Charnnay y la posterior muerte del rey, el valido real Guillermo de Nogaret y el papa.

         En Portugal, el vigente rey D. Dinis, conocido como “el Labrador”, consciente además de la deuda de gratitud que la nación tiene con los freires blancos, no entrega las propiedades a San Juan, sino que las mantiene bajo arresto, les pone una serie de condiciones (recuadro nº 2) a los Templarios en su reino (y a los que puedan venir, bastaba con “traducir” su nombre al portugués) y manda un emisario con una propuesta al nuevo papa Juan XXII: la creación de una nueva Orden bajo el manto blanco del Císter, la nueva Orden designada como Ordo Militiae Jesu Christi, se constituiría según la norma de Calatrava, por ser considerada herética la del Temple, cuándo el papa, más que nadie, sabía que Calatrava era poco menos que una sucursal del Temple en Castilla. Curiosamente, el emisario designado por D. Dinis fue el Templario João Lourenço, que llegó a ser segundo Maestre de la nueva Orden, después de Gil Martins.

Cruz  de  Cristo

         No sabemos si por miedo a su propia integridad, debido a la extraña muerte de su antecesor y resto de “compañeros en la conspiración”, o tal vez al propio conocimiento de la inocencia de los Templarios, ahora que ha salido a la luz el Pergamino de Chinon, lo cierto es que el 14 de marzo de 1319, el pontífice, autorizó la creación de la Orden mediante la bula Ad ea ex quibus. La justificación que el papa habría dado para ello, sería la necesidad de defender las fronteras del sur, de las incursiones magrebíes, motivo por el cual, se fijó su primera sede en el castillo de Castro Marim, en el Algarve portugués. Las escasas instalaciones harían imposible dejar nunca allí más que una pequeña fuerza, fijándose la residencia del Maestre en Castelo Branco primero y Tomar después, hasta que en 1357 el estatuto de sede de la Orden pasa definitivamente a Tomar.

         Con ello se abrió el Atlántico, lo que ha sido fuente, no sólo de leyendas: Templarios en América, el oro perdido, el Preste Juan… Sino de reales hechos históricos y descubrimientos, de los que ya hablaremos otro día, ahora seguimos en Tomar.


         RECUADRO 2


El  autor  con  la  Cruz  de  Cristo.

         Según Vieira d’Areia (“O Processo dos Templários”, Livraria Civilização, Porto, s/d)* los Templarios portugueses se comprometían ante D. Dinis a:

- Hacer la guerra a los musulmanes en las fronteras de Portugal.
- No enviar bien alguno al Maestre de la Orden ni a Palestina sin autorización del rey.
- No apropiarse de ninguno de sus bienes para uso  militar, el rey se reserva el derecho de entregar esos bienes a otros caballeros que le prestasen mejores servicios.
- Tendrán la obligación de acompañar al rey a la guerra, soportando sus propias costas.
- El Maestre nacional del Temple sólo podría ser escogido con la aprobación del rey. Ese Maestre no podrá salir del reino para ir a Palestina ni a cualquier otro lugar sin autorización real, caso de acontecer, sería el rey quien escogería sustituto.
- El Capítulo sólo se podrá reunir en un lugar designado por el rey, siempre en presencia de un comisario seglar, por el nombrado.
- Si alguna vez viniese de Palestina un Maestre elegido para Portugal, sólo podría ejercer su cargo después de la confirmación real.
- Los Maestres electos tendrán que rendir homenaje al rey y al príncipe real, a quién jurarían reconocer como soberano, después de la muerte del padre.
- Los Maestres nacionales del Temple sólo podrían admitir portugueses en la Orden.


LAS IGLESIAS DE TOMAR

         La primera iglesia que el viajero puede contemplar en Tomar en la misma Plaza de la República es la de San Juan Bautista (São João Baptista), a la que la misma estatua de Gualdim Pais parece mirar de frente. De su origen Templario sólo el campanario con cimborrio octogonal y su planta de tres naves queda, el resto es fundamentalmente Manuelino, de una restauración posterior, como se muestra en el pórtico donde vemos la Cruz de Cristo. Observamos un curioso detalle en el picaporte de bronce que da acceso al templo, con forma de “8” acostado, evocando al infinito, tal vez réplica del primero que hubo allí.

Iglesia  de  São  João  Baptista


Detalle  del  picaporte








         Una sinagoga, a pocas calles de allí, que es visitable y tiene un pequeño museo en su interior, nos recuerda que nuestros caballeros blancos eran defensores a ultranza de las tres culturas y que en sus encomiendas, también por España, suelen encontrarse las juderías mejor conservadas, como también las sociedades mudéjares caso de haberlas, a semejanza de la Jerusalén que los vió nacer como Orden, sus herederos de la Orden de Cristo no iban a ser menos, pues el asentamiento judío en Tomar es de principios del siglo XIV y la sinagoga comenzó a utilizarse en el XV.

Iglesia  de  Santa  Maria  do  Olival










         Pero la joya de la corona de las iglesias de Tomar es, como no, Santa María del Olivar (Santa Maria do Olival). Lo primero que salta a la vista del visitante curioso es su campanario, de tres alturas, separado del cuerpo principal de la  iglesia y por encima de ésta, nos demuestra que fue usado como atalaya (posiblemente también como observatorio). No es de extrañar, sabiendo que el primer asentamiento Templario estuvo aquí, antes de construir el castillo y el convento.

Pentagrama  del  pórtico

         El templo fue construido por Gualdim Pais en 1160, en el lugar donde antes se alzaba un monasterio benedictino, originalmente Románico pues, se erige sobre una planta de tres naves, pero una amplia reforma en la segunda mitad del siglo XIII, le da el aspecto Gótico que observamos en su pórtico de entrada, éste presenta cuatro arquivoltas ojivales sobre las que se alza un rosetón de doce hojas trilobadas, entre ambos, arquivoltas y rosetón, borroso por el paso del tiempo, hallamos inscrito en un círculo un pentáculo o pentagrama, orladas sus cinco puntas por otros tantos semicírculos tangentes entre sí. A continuación, atravesamos la puerta y, sorprende que, debemos descender un total de ocho escalones, para encontrarnos en la nave central de la iglesia, al fondo del la cual, en el ábside, tras el altar, una talla de piedra, del siglo XVI, nos presenta una imagen coronada de la Virgen de la Leche; sobre su perpendicular en lo más alto de la nave central, aparece otra vez el pentáculo, esta vez en un óculo del siglo XII.

Virgen  de  la  Leche













        En la nave derecha del templo es donde se encuentran los túmulos de los Maestres del Temple, entre ellos, Maese Pais, efectivamente flanqueado a su derecha por una imagen de María Magdalena, como nos contaba José Luis Giménez Rodríguez en su artículo “El Secreto de Tomar” recientemente publicado en esta revista y anteriormente en el nº 166 de la revista “Enigmas del Hombre y del Universo”, aunque la talla también es del siglo XVI.

Túmulo  de  Gualdim  Pais

LAS CLAVES ESOTÉRICAS

         Para mejor entender estas claves y no perder el rigor histórico que hasta ahora hemos seguido, volveremos sobre nuestros pasos hasta los mismos orígenes del Temple.

         Dentro de la oscuridad en que nos sumerge la escasa documentación que hay de tiempos de la Primera Cruzada, hay quién dice que fue el propio Bernardo de Claraval, después de traducir textos provenientes de Jerusalén tras la Cruzada, que le habían sido confiados, quién intencionadamente mandó a los nueve primeros caballeros al rey Balduino (I ó II), a que le solicitasen la concesión del Templo, con la idea de que buscasen algo en él, posiblemente más documentos, todo lo demás pasa del grado de la hipótesis al de la conjetura. No es descabellado, dado que entre los caballeros fundadores, al menos uno era tío de S. Bernardo, Andrés de Montbard, según se sabe por una carta del mismo Claraval (ep. CCLXXXVIII), además algunos historiadores como José Luís Corral en su “Breve Historia del Temple” (publicada por Edhasa en 2006), basándose posiblemente en el cronista Guillermo de Tiro, defienden que el mismo Hugo de Payns era su primo, pero de no ser así, se puede comprobar la estrecha relación que les unía sólo con leer su tratado titulado: “LIBRO SOBRE LAS GLORIAS DE LA NUEVA MILICIA. A LOS CABALLEROS TEMPLARIOS”, escrito del puño y letra de San Bernardo, donde dirigiéndose a él con toda familiaridad, lo llama “Hugo amadísimo”. También se puede alegar, y es cierto, que en la Primera Cruzada (1099), Bernardo era un niño de nueve años, pero no es menos cierto que para cuando se fundó el Temple en 1118 ó 1119 ya hacía tres o cuatro años que era abad de Claraval, y antes de eso leía y traducía las lenguas clásicas. De todas formas, si no fue así, está perfectamente datada la vista de los Templarios a nuestro abad, en su viaje a Europa, antes de la aprobación de su Regla en el Concilio de Troyes.

         Sea como fuere, lo cierto es que para esas fechas, Bernardo comienza una revolución sin precedentes en la doctrina cristiana: el culto a la Virgen María, y dado que ésta, según las escrituras al menos, había sido confiada al Templo siendo una niña, es más que posible que en el se encontrasen documentos relativos a la misma, como por ejemplo genealogías. Qué importancia tiene esto, es fácil: el gallo, ¿cómo “el gallo”?, dirán ustedes; verán: Ante todo, en el simbolismo cristiano, el gallo equivale a la victoria de la luz sobre las tinieblas y se identifica con Jesucristo. Si como se supone Cristo era de la estirpe de David, cumpliendo la profecía de Isaías 11,1 que dice “Saldrá un vástago del tronco de Jesé y un retoño de sus raíces brotará”, descendiendo de los cuarenta y dos reyes de Judá que se recitan (o recitaban tradicionalmente) en la misa del gallo (recuadro nº 3) y no se quiere entrar en un debate teológico acerca de la paternidad de Jesús, cómo estoy seguro de que San Bernardo no querría, hay que presuponer (de ahí la importancia de los documentos) que el vástago del  que brota el retoño, es decir Jesús, es María, quién también provenía de la estirpe de David, y no José. ¡He aquí por fin que cantó nuestro gallo!


RECUADRO 3


Árbol  de  Jesé,  Iglesia  Templaria  de  Santa  María  del  Castillo,  Olivenza  (Olivença)

EL ÁRBOL DE JESÉ (Ev. Mateo cap. 1)**

1Libro del origen de Jesús Cristo hijo de David hijo de Abrahán.
2Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y sus hermanos, 3Judá engendró a Fares y Zara de Tamar, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, 4Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, 5Salmón engendró a Booz de Rahab, Booz engendró a Obed de Rut, Obed engendró a Jesé, 6Jesé engendró a David el rey.
         David engendró a Salomón de la mujer de Urías, 7Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asá, 8Asá engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, 9Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, 10Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, 11Josías engendró a Jeconías y sus hermanos durante la cautividad de Babilonia.
         12Después de la cautividad de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, 13Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliacín, Eliacín engendró a Azor, 14Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, 15Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob, 16Jacob engendró a José el esposo de María, de la cual nació Jesús, el llamado Cristo.


         A partir de entonces, muchas son las iglesias que el Temple dedica a Santa María, hemos visto algunas por el camino de nuestra lusa singladura, no sólo en Tomar. También las hay en España: Sta María de Siones en Burgos, Sta. María del Castillo en Fregenal, Sta María de Eunate en Navarra… Y mucho el culto a la Virgen: de la Cabeza, de Guadalupe, del Rocío… Por no alargarnos en un trabajo ya extenso de por sí, lo dejaremos para nuestra próxima entrega (ahí va nuestra promesa) que dedicaremos a las vírgenes negras y las no tan negras.

Santa  Maria  do Olival,  vista  del  ábside  (obsérvese  el   pentáculo)

         Pero volvamos a Tomar, a Sta. María del Olivar: ¿Qué tiene que ver el Culto Mariano con el pentagrama? tampoco es difícil, nuestra religión, pese a lo que hoy se diga, siempre ha sido sincrética, desde su nacimiento en Nicea en 325, lo que vuelve a ser objeto de otro amplio debate que nos sobrepasa, el culto a María no es una excepción y a menudo en sus inicios era asociada a deidades de otras épocas, una de las más conocidas es Venus, a la que ya los antiguos identificaban con el planeta homónimo; sabiendo que los Templarios, siendo monjes, eran de los pocos depositarios del conocimiento de su época y que en los estudios clásicos se estudiaba Astronomía (o Astrología, en esos años tanto daba), desde la Tierra, da igual plana o esférica, las conjunciones entre el Sol y Venus se visualizan en el cielo en las puntas de un pentágono perfecto, fenómeno que además tarda ocho años en producirse, que son los ocho escalones que debemos bajar para entrar en el templo a rezar a María. Como ven, nada especialmente herético, salvo tal vez algunas pinceladas en el culto a María Magdalena, que en nuestro viaje por Portugal volveremos a ver en el convento de los Jerónimos. Tal vez fomentado por el propio San Bernardo, a juzgar por el título, “DE BETANIA”, del capítulo XIII de su tratado relativo al Temple y anteriormente citado, pero ya andaremos el camino.

SÃO JORGE, EL ÚLTIMO CASTILLO DEL TAJO

         Y llegamos a Lisboa, La Olisipo de los romanos, que antes fue fenicia, griega, cartaginesa y, por supuesto, lusitana y que después de romana habría de ser visigoda y musulmana antes de ser conquistada por Afonso I Henriques, no sin que antes hubiesen acontecido varias escaramuzas asturianas y leonesas en ese largo periplo que fue la Reconquista.

Castillo  de  São  Jorge  (Lisboa),  torres  y  adarves















        Situada en el estuario del Tajo, esta bella ciudad, capital del país desde el siglo XIII, ve dominado su centro histórico desde la colina más alta por una alcazaba. De construcción islámica una vez más, una vez conquistada fue colocada bajo la advocación de San Jorge, aunque todavía hay quien la recuerda como castillo de los Moros (castelo dos Mouros). Muy bien restaurada a pesar de los terremotos que a lo largo de los siglos ha sufrido la ciudad, es posible pasearse por sus dieciocho torres, a través de sus adarves, o sencillamente observar las estupendas vistas de la ciudad que se ven desde sus almenas. Por no faltarle de nada tiene su plaza de armas e incluso una torre barbacana.

Torre  de  Belém












         Pero en realidad, el último de los baluartes del Tajo es la Torre de Belén (Torre de Belém), Belén, hasta aquí hicieron reverberar el sonido de los nombres de Tierra Santa nuestros Caballeros de Cristo, los de antes y los de después. Construida a principios del siglo XVI, por lo tanto ya bajo la Orden de Cristo, es de estilo Gótico tardío o Manuelino,  (hasta ahora no hemos dicho que recibe su nombre del el rey Manuel I de Portugal, en cuyo reinado se produjo). Con una parte exterior ricamente decoradas con Cruces de Cristo, escudos heráldicos y elementos relativos a los descubrimientos, se divide en dos partes, ambas guarnecidas por almenas: El baluarte principal, con forma de navío y flanqueado por seis garitas techadas con cúpulas que parecen hechas de gajos de mandarina, dicho baluarte tiene, además, dieciséis troneras para piezas de artillería. Y la torre del homenaje, de cinco pisos con otras tantas estancias en su interior y cuatro garitas más en su azotea.

LOS JERÓNIMOS Y LAS MENTIRAS DE LA HISTORIA

Convento  de  los  Jerónimos,  Santa  María  de  Belén  (Lisboa)

         Situado también en el barrio de Santa María de Belén, el Monasterio de los Jerónimos es, sin lugar a dudas, la joya del arte arquitectónico Manuelino. No podíamos dejar Lisboa sin visitarlo, al igual que no podíamos terminar el presente trabajo sin nombrarlo. Fue mandado construir por Manuel I, después del regreso de Vasco de Gama, tras haber descubierto la ruta atlántica hacia la India. En él reposan los restos de la mayor parte de la familia real portuguesa, así como de otros importantes personajes lusos como el poeta Luis de Camões, el escritor Fernando Pessoa y el propio Vasco da Gama.

Sta.  María  Magdalena  (Cv.  de  los  Jerónimos)













         No sería justo, por nuestra parte, describir semejante maravilla arquitectónica aquí, en cuatro líneas; donde el objetivo marcado era hablarles de la Portugal Templaria, los baluartes del Tajo, los enclaves de Tomar y unas pinceladas de la Orden de Cristo, por lo que sólo haremos una parada en un par de detalles: Del primero algo dijimos, en la iglesia del monasterio, que tiene planta de cruz latina, en el coro concretamente, nos volvemos a encontrar con una representación pictórica de la pelirroja (al menos en el arte) discípula de Cristo, entre el resto de sus apóstoles.

Tumba   de  Vasco  da  Gama  (Cv. de  los  Jerónimos)

         El segundo detalle es algo más escabroso, digno de ser esclarecido dada la concordancia de las fechas, y es relativo a la tumba de Vasco de Gama: La Historia nos dice que hizo tres viajes a la India y que en el tercero en 1524 falleció en Colchim tras contraer la malaria, siendo repatriados sus restos a Portugal, donde fueron enterrados primero en un convento carmelita en la localidad de Vidigueira hasta su traslado al citado monasterio. Pues bien, tras salir de Lisboa, dirigimos nuestros pasos hacia la encomienda de Jerez de los Caballeros, de la que hablaremos otro día (largo es el camino que en”Non Nobis” nos queda por recorrer si “Domine” quiere), fue precisamente en una de las poblaciones de esa encomienda, en Olivenza, donde nos encontramos una lápida que nos dejó boquiabiertos y me permitirán que les transcriba literalmente “Aquí jaz Vasco da Gama, fidalgo da Casa del Rey, alcaide das Sacas. Faieceu na era de mil quinhentos e vinte e tres anos a doze dias de Fevreiro. Esta sepultura mandou fazer António da Gama, seu filho”. Doy por supuesto que no hace falta traducción.

Lápida  de  Vasco  da  Gama  (Olivenza [Olivença])










         No sabemos por qué, tal vez porque dicha población fue portuguesa desde el siglo XIII y pasó a ser española desde 1801 tras la Guerra de las Naranjas, tal vez no es verdad lo del tercer viaje de Vasco de Gama, tal vez la confusión de fechas (por otro lado muy cercanas entre sí) tiene que ver, una vez más, con los desajustes juliano y gregoriano… Lo cierto es que a la lápida se la intentó hacer desaparecer y sólo se salvó por la intercesión de un vecino, hoy difunto, de ascendencia portuguesa por cierto, a quién tuvimos la ocasión de conocer y cuyo nombre silenciamos por respeto a la familia, a la que reiteramos nuestras condolencias si les llegan estas líneas. Hoy se conserva en el museo del castillo.

Transcripción  de  la  lápida,  sin  comentarios.

         Y es desde Olivenza que nos despedimos, pueblo favorito del intelectual luso José de Sousa Saramago, el cual soñaba con una Iberia unida, hoy que soplan por mi España vientos de extraños independentismos. Nos despedimos añorando ese otro pedazo de Iberia y soñando con volver a Portugal, Puerto del Gallo, País de Templarios, País de Pais.


BIBLIOGRAFÍA

Libros:
-         “El Legado Templario”, Juan G. Atienza, SWING, 2007.
-         “Breve Historia de la Orden del Temple”, José Luís Corral, Edhasa, 2006.
-         “Los Templarios”, Barbara Frale, Alianza Editorial, 2008.
-         “Obras Completas de San Bernardo, Vol I: Int. Gen. y Tratados y Vol VII: Cartas”, preparada por los Monjes Cistercienses de España, Biblioteca de Autores Cristianos, 1ª Ed.1977.
-         (*)”Usos e Cerimónias da Nossa Ordem de Cristo”, José Medeiros, Zéfiro, 2008, Sintra (Portugal).
-         (**)”Todos los Evangelios”, Edición de Antonio Piñero, EDAF, 2009.

Revistas:

-         “El Secreto de Tomar”, José Luis Giménez Rodríguez, Enigmas del Hombre y del Universo, nº 166, ed. América Ibérica, Sep. 2009. / Misterios y Fenómenos Insólitos, nº 142, En. 2013.


Internet:

-         www.wikipedia.org
-         www.tomarportugal.com



APÉNDICE.

            Cuando planificamos la ruta de los castillos del Tajo por Portugal nos resultó chocante la presencia, en Belver, de un castillo Sanjuanista en plena línea Templaria. Fue precisamente allí donde nos enteramos al preguntar “O castelo Templário, por favor”, “Templário não, do Hospital, mas é fechado. Obras”, fue la respuesta. Cerrado por obras, sí, pero Hospitalario. En la iglesia de la villa, advocada a Nuestra Señora de la Visitación (Nossa Señora da Visitação), además, podemos ver al santo protector de la orden, y en su escudo observamos la Cruz de Malta.












            Más chocante resultó todavía enterarse, mientras me documentaba previamente a la elaboración del artículo, que aquí, en el castillo, se custodió el tesoro real desde tiempos de Sancho I, hijo de Afonso Henriques, hasta Sancho II, Nieto de Sancho I y cuarto rey de Portugal. El asunto requería una investigación más profunda.


Escudo  de  Belver 









         Existen, efectivamente documentos que atestiguan la cesión de las tierras a un misterioso prior del Hospital llamado Afonso Pais en 1194, por parte de Sancho I, la última publicación que yo conozca donde se recogen es la "Monografía da Antiga Vila de Belver (da Ordem de S. João  do Hospital), Gavião", de J. C. Lobato Ferreira, Artes Gráficas Lda. Gavião, 1999, pero del misterioso prior, nada.


Interior  de  la  Iglesia  de  Nossa  Senhora  da  Visitaçao

           Sorprende su apellido, Pais, como el de Don Gualdim, claro que en su caso la etimología del mismo venía de su padre, Paio, equivalente a Pelayo en español y a los apellidos Páez o Peláez en nuestro país. En el caso de Don Afonso, nuestro enigmático prior del hospital el origen parece ser diferente y la respuesta nos llegó casi por casualidad: Al parecer Don Afonso Henriques había tenido un hijo ilegítimo de nombre Afonso que fue maestre del Hospital, cotejando las fechas, éstas parecen coincidir, salvo que Don Alfonso Pais no habría vivido para ver terminado el castillo, ya que murió en 1207. En su caso la etimología de Pais sería "filho do Pai" o hijo del Padre. Siempre, claro está, que estemos hablando de la misma persona, en cuyo caso no es de extrañar que se oculte.


Castillo  de  Belver










          Asunto diferente es el del bajorrelieve de la Iglesia de São João Baptista en Tomar, situado en el campanario de la misma, que es parte de la construcción que aún queda de la época de los Templarios, siempre me he preguntado si las figuras de los animales allí representados (no sé si canes o leones) provienen de aquella época o son más modernos. Reciéntemente mi esposa viajó a Jerusalén, obviamente lamenté no haberla podido acompañar, en esta ocasión, por razones de trabajo, fundamentalmente. Al ver las fotografías que trajo de allí, y concretamente de la Puerta de los Leones, que se sabe restaurada por el Temple en su momento, comprendí la relación, no sé a Vds. qué les parece... Y nada más añadiremos ya a este, tan largo reportaje, no por falta de algún detalle en nuestra narración, ni en nuestra visita a Portugal; además de otros tantos enclaves aún no visitados. Quedarán pues para sucesivos trabajos, quién sabe si tal vez un libro, que en el futuro les presente. Hasta la próxima entrega. Non nobis, Domine.


Leones  de  São  João  Baptista  (Tomar)
Detalle  de  la  Puerta  de  los  Leones  (Jerusalén)